En algún momento de nuestra vida hemos sido invitados a una boda, pero lo que igual ya no es tan común es que te inviten a una boda submarina. ¡Pues yo tuve la suerte de estar en una en el 2003!, exactamente en Armintza ( Bizkaia ).
La mar acompañó aquel día, por lo que el resto estaba en nuestras manos. Unos de mis grandes amigos, amantes del buceo y del mar, decidieron darse el “SI QUIERO” en el fondo del mar.
Sin ninguna duda es un día que nunca olvidaré. Allí estaba yo ejerciendo de testigo en la embarcación nupcial. No hablaré de mis pintas de pez globo con el traje de neopreno, el jacket, los plomos, la cara lavaaa y el moñoooo, jaja. La verdad es que siempre he alucinado con el valor que he tenido de pasearme con esa guisa por muchos puertos antes y después de las inmersiones…con la de complejos que he tenido siempre. ¡Pero el mar puede con todo! es imposible resistirse a él. La libertad y la paz que genera, hace que dejes de lado las preocupaciones, la tontería de si me sobra de aquí o de allá o si tengo el pelo mono o no. Es tal su magia y su poder embaucador, que nada ni nadie puede hacer que reniegues de él.
Por donde iba…ah sí! que se casaron en el fondo del mar!. Uno de los compañeros de buceo hizo de maestro de ceremonias, el resto del grupo estábamos alrededor de los novios ( yo en mi caso muy pendiente de no salir en cualquier momento como un cohete a la superficie ). Todavía me pregunto cómo no me pusieron de mote “la mosca cojonera”, todo el rato para arriba y para abajo.
La ceremonia fue preciosa y muy emotiva y la manera de comunicarse bajo el agua fue con unos carteles plastificados con las frases necesarias para dar sentido a la celebración. A la novia la vestimos con un buzo de plástico blanco y un velo, ideal!!. En el caso del novio una pajarita roja monísima y un sombrero de copa negro. Al maestro de ceremonias le tocó el casco de vikingo y una sotana de plástico blanca muy trabajada, jaja.
Sin ninguna duda, una maravillosa «Bendita Locura Marina» en la que tuve la gran suerte de poder estar.
¡Què bonito!
Muchas gracias!. La verdad es que ha sido precioso volver a recordar este día.